Ya sean de carne o verdura, son una de las opciones más buscadas para combatir las bajas temperaturas, dejar la panza contenta y el cuerpo lleno de energía; antes de encender las hornallas, hay algunos detalles que deberías saber y te los contamos.
Mmm… Mojar el pancito mientras la olla todavía humea, pasar por la puerta de la cocina y sentir el aroma y el calor que emana de allí y esperar ansiosos a que llegue la hora de comer para disfrutar de un potente plato (hondo, por supuesto) de guiso. Éste es, tal vez, uno de los mayores placeres del invierno.Y si, encima, se trata de la vieja receta de la abuela, esta comida no tiene competencia alguna.
"Los guisos pueden resultar una buena combinación de distintos alimentos. En un mismo plato pueden incluirse legumbres, carnes y diferentes verduras. De esta forma, obtenemos un plato nutricionalmente muy completo. Por otro lado, es una buena manera de integrar verduras a la dieta de alguien que no suele comerlas", dice la licenciada en nutrición Silvia Bendersky.
Pero, como todo, tiene sus pros y sus contras. Si bien es una opción rica, suculenta, calórica, calentita y muchas veces económica, hay que tomar algunos recaudos para que luego nuestro estómago no nos pase la factura de una panzada poco aconsejable. Para eso hay que prestar especial atención a los ingredientes que vamos a mezclar en la olla. A saber: si incluimos alimentos muy grasosos estaremos convirtiendo nuestro plato en una pequeña bomba, tanto para los sanos como para los enfermos (aunque en este último caso, las consecuencias pueden ser más graves).
"Lo mismo ocurre si agregamos picantes; están prohibidos, por ejemplo, en la dieta de alguien con colon irritable", advierte la nutricionista. Y agrega: "Otro punto importante es la concentración de sal luego de la evaporación de los líquidos". Así, por ejemplo, si tenés a algún hipertenso en casa, no incluyas salchichas ni embutido alguno en tu guiso, ya que la sal que contienen puede traerles problemas. "Además, no debemos excedernos con la cantidad de carnes rojas porque también concentran sodio en la preparación", dice Bendersky.
Para todos los gustos
Aunque parezcan antónimos, no lo son: guiso y light pueden ser sinónimos. Para lograrlo, el porcentaje de verduras debe ser igual o mayor que el de legumbres y cereales. Además, si querés incluirle carne, debe ser totalmente magra, el caldo tiene que ser desgrasado y en lugar de aceite, la cebolla, los ajíes y las demás verduras se sofríen con rocío vegetal. Más allá del tipo de guiso que elijas comer (hipercalórico o hipocalórico), es importante que tengas en cuenta los nutrientes que estás incorporándole y equilibrarlos en una misma comida.
"Para que se mantengan todas las propiedades de las verduras, hay que usar las ollas tapadas o a presión. De esta forma, evitamos la evaporación de los nutrientes. En cuanto a los tiempos de cocción, dependerá de los ingredientes, del tamaño del guiso y del fuego que utilices. Puede tardar entre 20 y 45 minutos", dice Mavi Díaz, directora de Mavi Díaz Delivery Diet. Y agrega: "Un guiso debe incluir sí o sí ají, cebolla, un medio líquido (como caldos y salsas), verduras, legumbres, cereales y proteínas animales, aunque también se puede hacer un guiso vegetariano". Será entonces cuestión de abrir la heladera, repasar la lista de nutrientes y elegir la mejor mezcla para comer bien.