Leche, huevos y azúcar existen como ingredientes desde tiempos inmemoriales y su combinación también, pero las distintas comunidades y suelos de este mundo son los que le fueron aportando características diferenciales. Algunos dicen que la crema quemada se hereda de la debilidad judía por comer cremas dulces que ellos llevaron a España.
Otros dicen que fueron unas monjas catalanas que, al homenajear a un obispo con un flan que durante la cocción nunca endureció, para subsanar el error reutilizaron esa misma mezcla espesándola con fécula y la ocultaron bajo una capa de caramelo. Hoy esta crema es conocida en Francia como Crème brûlée y en España como Crema catalana, pero ambas son quemadas por tener siempre azúcar espolvoreada por encima que, luego de dorada con soplete o plancha de hierro, forma esa capa de caramelo irresistible que es la razón por la cual a este postre se lo presenta en moldes individuales: para que el caramelo no se ablande al quedar roto encima de la crema, y para que cada uno tenga el placer de romperlo antes de comer.
Acá te dejamos nuestra receta de Crème Brûlée.
